La colada morada, es un ícono de la gastronomía ecuatoriana. En Cuenca se hacen cheescake, paletas y helados de la bebida a un precio de $1.

La tradicional colada morada es uno de los manjares más apetecidos en época del Día de los Difuntos en todo el Ecuador. Panaderías, cafeterías, restaurantes pequeños y de grandes cadenas hoteleras ofrecen esta bedida, acompañadas de las guaguas de pan.

El consumo de colada morada se ha masificado y cientos de amas de casa también preparan para ofrecer a sus vecinos. Y también, la preparación se ha diversificado. Ya no solo se ofrece la bebida en vasos o tarrinas sino también en forma de helado, cake y paletas, como sucede en Cuenca.  En Ambato, en cambio, se vende todo el año. El consumo es generalizado a todo nivel, incluso en La Puntilla de Samborondón se registra una alta demanda.

Cada negocio se ha especializado gracias a sus propios secretos, algunos conservan la tradicional preparación en olla de barro, otros lo hacen en las de aluminio pero en lo que todos coinciden es en el uso de la harina morada de maíz que de acuerdo a historiadores era una preparación que ya se hacía antes de la llegada de los españoles.

En Cuenca se preparan llamativos tesoros de la bebida

colada morada

Cada cheescake de colada morada tiene un costo de $12 hasta $25. Está decorado de  trozos de las frutas.

Basta con hacer un recorrido por el Centro Histórico de Cuenca para encontrarse con docenas de letreros que rezan: “Pruebe su rica colada morada”. Llega el Día de los Difuntos y en Cuenca, a diferencia de los dos años pandémicos, ha habido una inusitada oferta de la bebida.

Para quienes no saben preparar, o no tienen tiempo para la elaboración, en los mercados, restaurantes y en las panaderías de Cuenca, la bebida está lista en vasitos, cuyo costo va desde $ 0,75 hasta los $ 3.

En el puesto de Sonia Barros, comerciante del mercado 10 de Agosto, la gente se acerca y pide la bebida. Lo mismo se ve en el resto de espacios que han destinado un lugar a las ollas gigantes que guardan la colada morada caliente.

Lo novedoso de cada uno de ellos está en la sazón de la colada morada y la creatividad de crear otros productos a base de la bebida.

Cuenca es la ciudad de los dulces del Corpus Christi y partiendo de esa idea nacen: paletas veganas de colada morada, mistela de colada morada, helado de colada morada y cheescake de colada morada, algunas de ellas novedosas para los comensales.

“Nuestro no tan oculto secreto es que no debe ser tan dulce, debe ser limitado, para que no afecte a uno o a otro”, resalta Liliana Orellana,  comerciante de colada morada.

Ella comenta que la creatividad del producto y decoración ha funcionado porque atrae a los turistas, sobre todo a aquellos que provienen del extranjero y que poco a poco disfrutan de una de las bebidas más famosas del Ecuador.

Dice que una vez obtenido el extracto de la colada morada, lo demás son detalles. Cada dulce a servir tiene el sabor de la bebida como un sello de la identidad ecuatoriana, rica en nutrientes y llamativa por su color y espesor. En el caso de la paleta o helado se la coloca en moles y lleva al refrigerador hasta que estén congeladas.

Si en este asueto de noviembre, a desarrollarse del jueves 3 al domingo 6, usted visita Cuenca, no dude en deleitarse de la colada morada y dulces hechos de la bebida.

  • Paleta de colada morada, en Zatua Miski.
  • Mistela de colada, en La María.
  • Colada morada más empanada de viento, en San Alfonso.
  • Helado, en Monte Bianco.
  • Cheescake , en La Veintiunica.

La parroquia ambateña de Atocha la ofrece casi todo el año

colada morada

Guarda un exquisito sabor y se la sirve acompañada de empanadas de viento rellenas de queso, pollo y carne.

En la parroquia ambateña de Atocha, la tradicional bebida que se prepara con mora, naranjilla, piña, clavo de olor, hishpingo y canela no solo se oferta antes y durante el Día de Difuntos. Aquí, la colada morada se comercializa todo el año. Los lugareños, quienes la elaboran y venden, solo descansan el 1 de enero y Viernes Santo.

Esta tradición comenzó hace casi 122 años con la familia López Pazmiño. Ellos amasaban el pan en el horno de leña. A la panadería llegaban los vendedores de pan en mulares para llevarse en grandes cajones y distribuirlos en los pueblos y comunidades. Por las altas ventas nació la idea de acompañar el pan con la colada morada y dio resultado.

Ángel López, propietario de la panadería Atocha, exterioriza que fue su madre quien tomó la iniciativa de la preparación y venta de colada morada en Atocha, convirtiéndose en una de las más visitadas. Luego, los vecinos del sector decidieron emprender en el negocio de la colada morada, pero con empanadas de viento (de harina, como infladas).

López y su esposa Marisol venden a diario  entre 150 y 180 vasos de colada morada. En los feriados triplican las ventas. El vaso pequeño cuesta $ 0,75 y el grande $1,50. El pan cuesta $ 0,15 y las empanadas con queso $ 0,50.

A 40 metros está el puesto de Guadalupe Álvarez, en la avenida Rodrigo Pachano, frente al colegio Pío X. El negocio comenzó hace 23 años con sus padres. Vendían los fines de semana, pero la gente buscaba colada y decidieron salir todos los días. “Pensábamos que no venderíamos, pero ahora los turistas pueden disfrutar de la colada y las empanadas los 365 días del año”, dice.

Ellos fueron los primeros en salir a la avenida Rodrigo Pachano. Actualmente son más de 20 locales los que comercializan esta bebida tradicional y han popularizado el nombre de Atocha como la parroquia de la colada morada, del pan y las empanadas de viento.

De lunes a domingo, Álvarez recibe a más de 700 comensales de todo el país. Allí hace 23 años atrás la tradición gastronómica eran los platos de fritada.

colada morada

Marisol prepara la bebida morada en un lapso de cuatro horas. La acompaña con empanadas de viento.

colada morada

Mini, medianas y grande son como se ofrecen las guaguas de pan y la colada morada en Samborondón.

Guaguas con relleno de manjar, guayaba, crema pastelera, chocolate, piña y de sal con queso para las personas diabéticas son los panes que acompañan a la tradicional colada morada que se prepara en la panadería La Spiga Sambo, una de las más nombradas en la urbanización Entre Ríos de la parroquia La Puntilla, cantón Samborondón.

Elisa León es la propietaria del negocio, que ofrece las guayas de pan sin gluten para ser reemplazado por un caramelo de frutas como toque especial de su preparación. Hay opciones desde $ 1,50.

León lleva cerca de 14 años haciendo de las suyas. Su toque especial y lo que la caracteriza de las demás coladas moradas son las mermeladas de frutas que añade en la bebida. “Son especiales se venden mucho”, acota.

Añade que sus ventas son un poco usuales. "Mientras disponga de la harina morada la preparo cualquier fecha del año. Nuestro fuerte son las guaguas de pan y la colada morada en vaso y tarrina”, señala León.

Los precios de las guaguas de pan van desde $ 1,25 hasta $3,75, pero al referirse de la colada morada es de $ 1,75 y $7 la más grande.

Los clientes de La Spiga provienen de las urbanizaciones exclusivas ubicadas en la avenida Samborondón, así como de instituciones y consumidores de Guayaqiuil.

La Spiga Sambo atiende además a turistas extranjeros quienes más gustan de complacer su paladar en el sitio. Para pedidos, las redes sociales; en Instagram: @LaSpigaSamborondón. (I)

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