Casa Campo Ecuador, en Pallatanga, una colorida quinta que ofrece hospedaje y naturaleza con exclusividad

A unas dos horas de Guayaquil y a un kilómetro y medio del centro cantonal de Pallatanga existe un lugar de ensueño, un sitio exclusivo para gente de buen gusto y que busca atención de primera. Es Casa Campo Ecuador, una quinta llena de flores en medio del verdor de las montañas, ideal para hallar paz, recuperar energías y donde solo se escucha el sonido del agua de un pequeño río y el canto de las aves.

Si lo prefiere, también es un escenario para recepciones, con atención especializada. No hay nada mejor que alojarse o llegar de paseo temporal a este privilegiado sitio que lleva a los turistas a otro mundo, alejado de la gran ciudad. 

Este colorido lugar de descanso, relajamiento y conexión espiritual es de propiedad de Juan Xavier Bucaram. Él, de forma amigable, da la bienvenida a los visitantes durante cualquier día de la semana, vacaciones o feriados. Esta quinta familiar es un espacio satisfactorio para el turista nacional o extranjero o para los ambientalistas.

Por muchos años Casa Campo Ecuador, en Pallatanga, fue y se mantiene como el refugio de descanso de la familia Bucaram, que tiene su residencia en la ciudad de Guayaquil. Juan Xavier dice que este sitio de hospedaje surgió después de la pandemia, solo y únicamente para quienes busquen confort y libre contacto con la flora y fauna.

Él asegura que es el único sitio de esta calidad para encontrar en el cantón. Los turistas y ambientalistas lo visitan frecuentemente para conocer más de cerca las especies de orquídeas nativas de la zona, observar a los colibríes así como todo el trabajo de conservación y de paisajismo adecuados hasta la actualidad.

“Nuestra propuesta nace porque la finca buscaba espacios para descansar, relajarse y aislarse de la ciudad”, revela el administrador de Casa Campo Ecuador. quien también menciona que la mejor época para visitar es en el verano.

Figuras de varias culturas, asientos de madera y otras formas de arte están en medio de la  naturaleza de la quinta. 

Desde cuando se cruza el portón se respira naturaleza; se siente la paz y armonía de la quinta. Además de los orquidearios, hay una diversidad de plantas florecientes. Desde el camino principal de acceso se derivan una serie de senderos con piso empedrado. Estos llevan a espacios abiertos cubiertos con césped. 

En uno de ellos están esculturas de manos gigantes, alas y otras para tomarse fotos. Un sendero lleva, entre orquídeas blancas y violetas, a la laguna, donde un pato nada plácidamente. Hay un bote para paseos.

Otro sendero lleva por entre plantas por un puentecito hacia una cascada pequeña. El agua fría llama a mojarse la cara o contemplar. La ruta sigue por otras áreas con esculturas de caras, de totems y una serie de figuras y plantas con descripción de sus nombres.

Juan Xavier cuenta que en Casa Campo Ecuador en Pallatanga es como estar en la nada y tenerlo todo, desde esculturas representativas en el país hasta una posible cercanía con Dios en la capilla del hospedaje. Hay bebedero para aves a donde llegan decenas de colibríes y se los puede ver a menos de un metro de distancia.

“Para una noche es bastante. O sea, pasar un día y tomarse fotos, descansar y pasar en familia o en grupo es bastante, Si me dicen un día basta y sobra, dos días suficiente...”, dice. Añade que además de tomarse fotos con las orquídeas, el turista podrá posar cerca de las llamas, patos y gallinas que, por cierto, resultan ser amigables con los visitantes.