Las chugchucaras tienen casi una decena de ingredientes; el chancho es la base de este plato. Foto Turisec.

Desde muy niña, cuando apenas tenía 8 años, Rosita Jiménez comenzó a conocer los secretos para preparar las chugchucaras, en Latacunga. Lo aprendió de su madre, Pastorita Quintanilla. Es un plato tradicional que en la actualidad lo preparan con la misma sazón y receta incluso quienes forman parte de la quinta generación.

La calle Quijano y Ordóñez, en la parte central de Latacunga, provincia de Cotopaxi, era la zona tradicional en donde se podía encontrar las chugchucaras. En esa entonces, además de Quintanilla y Jiménez había tres personas que se dedicaban a la preparación, entre ellos Rosa Espinel y Hugo Córdova.

Tradición de medio siglo

Pero hace 48 años se fundó lo que hasta la actualidad son Chugchucaras Rosita. En los últimos años, Jiménez decidió poner un propio local en la carretera, por donde circulaban los buses interprovinciales. Es la vía Panamericana, conocida como E35, en el paso lateral Salcedo-Latacunga-Lasso-Quito, que es una ruta directa.

Para que los viajeros que ya no entren a Latacunga, en la actualidad Rosita Jiménez junto a sus hijos (Rosa, Carmita y Hernán Calle) abrieron dos sucursales en la E35. “Le vamos siguiendo a la carretera porque queremos servirles a nuestros clientes como siempre lo hemos hecho”, manifiesta entre risas la reconocida vendedora.

A sus 82 años la matrona de las chugchucaras latacungueñas continúa con su trabajo diario, igual como lo ha hecho durante toda su vida.

Los clientes dicen que las empanadas de mejido que se ofrecen en Chugchucaras Rosita son únicas, inigualables. Los clientes  regresan, porque son elaboradas con harina de trigo, queso, huevo, azúcar y otros secretos culinarios.

Carmita Calle advierte que la preparación de las chugchucaras es una herencia que lo aprendieron con su madre y abuela, pero que a su vez lo transmiten a hijos e incluso nietos, porque a pesar de ser profesionales en diversas carreras, su propósito es seguir con la tradición gastronómica de sus antepasados.

Estar en el mercado gastronómico por casi medio siglo es el orgullo familiar. El prestigio de chugchucaras Rosita es conocido no solo en el medio, sino en el país e incluso en el exterior, pues Rosita asegura que han llegado presidentes y vicepresidentes de la república, así como otras personalidades a degustar de este plato tradicional.

Como una de las anécdotas más recordadas, la mujer cuenta que la ex vicepresidenta de la República, Rosalía Arteaga, en una noche golpeó la puerta de la casa de doña Rosita para pedir que le venda las chugchucaras y que ella, sin demora y con mucho gusto la sirvió.

Las chugchucaras satisfacen los paladares exigentes

Chugchucaras Rosita va en la quinta generación que ofrece este plato tradicional, considerado el símbolo de Latacunga.

Así se sirve el plato

El plato de  chugchucaras está compuesto por canguil, maíz tostado, plátano maduro frito, papas fritas, empanadas, cuero de chancho reventado, fritada de cerdo y mote con chicharrón. El cliente decide si lo acompaña con cerveza o cualquier otra bebida.

El suculento plato toma su nombre por el cuero del cerdo, que se llama chugchucara, que en kichwa se llama cuero tembloroso. Según historiadores latacungueños y consumidores del plato, el cuero reventado es la parte más sabrosa del cerdo, sale del pecho y la cara del puerco.

Precios

En el local de Rosita se advierte que el “precio oficial” del plato de chugchucaras es de $8,50, pero que si un cliente pide que se le prepare uno de $6 o de $5, se le complace.

Horario de atención

Chugchucaras Rosita, la más tradicional de Latacunga, atiende todos los días del año (excepto Viernes Santo) desde las 09:30 a las 19:00. (I)

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