Los pescadores de San Pedro zarpan para sus tareas de pesca de camarón. Tractores y hombres apoyan esa salida y crean cuadros llamativos. Foto Turisec .

Los pescadores de San Pedro y Valdivia son protagonistas de escenas turísticas poco apreciadas, pero que constituyen un atractivo como para plasmarlo en un cuadro costumbrista. En San Pedro hay una playa de casi dos kilómetros, que la comparte con Valdivia. Esa playa también la comparten los pescadores y los turistas y  está en la Península de Santa Elena, al pie de la Ruta del Spondylus, que corre paralela al mar en Ecuador.

Allí está la base de operación del parapente, hay comedores en unas cabañas ubicadas a la entrada de San Pedro, funcionan hospederías; en Valdivia hay dos museos, un acuario y está la figura Venus de la cultura Valdivia.

Pero cada atardecer, cuando el sol sonríe dorado en el poniente al finalizar su jornada abrasadora, los pescadores se convierten en artífices de un espectáculo que bien se puede aprovecharlo para atraer a más turistas. De hecho, a algunos de los visitantes les llama la atención el protagonismo de este sector productivo y se quedan embelesados con ese trajín.

Se trata del zarpe de las lanchas pesqueras, apoyadas por tractores que las arrastran y empujan hasta las lenguas de olas. Son al menos 200 lanchas, cada una con su nombre, sus banderas, sus coloridos logotipos, sus artes de pesca, sus motores fuera de borda.

Sus tripulaciones se hacen al mar llenas de esperanza, de optimismo, con la fe de que tendrán una buena captura y podrán recuperar los gastos de combustible y alimentos, del arrastre y empuje por parte de los tractores o canguros y de los hombres que se meten a las olas y con maestría milenaria empujan las embarcaciones hasta cuando el motor arranca. Aspiran cada salida una buena pesca que les deje réditos para subsistir con sus familias.

Espectáculo de los pescadores

Pescadores de San Pedro y Valdivia protagonizan cuadros turísticos

Las embarcaciones pesqueras son pequeñas obras de arte; cada una tiene su nombre y frases creativas.

El zarpe de los pescadores de San Pedro y Valdivia empieza pasadas las 17:30. Las lanchas están enfiladas en un espacio de casi un kilómetro y medio y para cada cien metros, aproximadamente, hay un tractor. Asimismo, por cada tramo hay un hombre que apoya en las tareas.

El canguro se ubica de retro frente a la lancha, el ayudante engancha unos cabos y la máquina hala el bote hasta el filo del mar. Luego va a la parte de atrás y empuja la embarcación hasta el agua. Termina su labor y el tractor va por la misma rutina con otras lanchas pesqueras.

Entonces empieza la tarea del ayudante, de aquel hombre de piel curtida que ata y desata los cabos.  Se sumerge al agua y, con mucho esfuerzo, empuja la nave hasta cuando esté sumergida y el motor pueda impulsarla. Ahí, con la llegada de una ola, el zarpe se completa y los pescadores van en busca de su subsistencia y las del dueño del tractor y del ayudante.

La escena se repite hasta la partida de todas las naves, que capturan camarón de alta calidad en un área no muy distante del puerto de salida. Por eso, la llegada será en la madrugada y hasta el amanecer. La operación se repetirá al revés, con el ayudante, el tractor y la lancha.

Pescadores de San Pedro y Valdivia protagonizan cuadros turísticos

Un ayudante se esfuerza por empujar la lancha desafiando la fuerza de las olas. Cada jornada apoya a decenas de zarpes.

Todo depende de la captura

“Cada dueño de tractor opera con un grupo de lanchas, cobra tres y hasta cinco dólares por lancha; yo cobro un dólar por cada una, pero todo depende de cómo esté la pesca. Siempre nos pagan al regreso, si hay buen a captura, eso que le digo, si no, no gana ni uno ni otro”, señala Carlos, uno de los empujadores de lanchas en medio de las olas.

Relata que el camarón que se extrae de la zona es de muy buena calidad, es casi langostino y los faenadores entregan el producto en las empacadoras de la zona. A mediados de agosto de 2022, los pescadores de San Pedro y Valdivia reciben cinco dólares por libra de camarón capturado. “A veces salen con tres libras, con suerte puede traer hasta unas 10 libras, pero a veces no salen con nada”, dice el ayudante de zarpe.

Al hablarle de que el zarpe podría ser una alternativa turística, algunos pescadores admiten que hay decenas de bañistas que aprovechan para tomarse fotografías y observan por largo rato la actividad. Al fin, ellos están acostumbrados a la presencia de visitantes, pues saben que ellos dejan réditos económicos para los lugareños.

Pescadores de San Pedro y Valdivia protagonizan cuadros turísticos

Son varios tractores que operan en la playa de San Pedro para apoyar la salida y llegada de embarcaciones pesqueras.

San Pedro y Valdivia turísticos

En las cabañas ubicadas al ingreso a San Pedro hay buena oferta de platos típicos con base a mariscos. Cada cabaña tiene un área de comedor interior y uno, bajo sombra  frente al mar, en la cabecera de playa. Ahí uno puede sentarse o mecerse en las hamacas, degustar algún piqueo y tomar una cerveza. Si desea puede darse un baño en el mar y volver a su puesto.

Los platos son diversos, pescado frito, arroz marinero, arroz con camarones, camotillo como lo prefiera y más delicias de mar, a precios que van de $ 7 a $ 10.

En el cerro de San Pedro está en centro de operaciones de la agrupación de lugareños que ofrecen vuelos en parapente, a un promedio de 35 dólares los 15 minutos. Si está en la playa, ver a los parapentistas surcando el aire también es un espectáculo.

En San Pedro y Valdivia hay unas cinco hospederías y hosterías cuyo costo va de 10 a 30 dólares la noche por persona. En esta última población está el acuario, tres museos y un área para practicar snorkel.

También puede ser una buena opción hospedarse en Montañita, balneario con intenso movimiento nocturno que está a solo 20 km al norte. (I)

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