La escultura Mono Machín tiene 12 metros de alto; 110.000 piezas de cerámica están revestidas en la estructura de cemento y hierro. Foto Turisec

Su figura juguetona cuelga de un árbol de casi su mismo tamaño. Parece balancearse con las dos patas y un brazo en el aire. Es el Mono Machín y en Guayaquil es una escultura querida, de 12 metros de altura. Domina un área verde entre los túneles de ingreso y salida del centro de la ciudad, debajo de los cerros del Carmen y Santa Ana. 

La figura es hasta más alta que las palmeras, que otros árboles de la zona. Su colorido, café, amarillo y algunas variaciones de tono, llama la atención de los conductores y pasajeros de los carros que cruzan raudos, entre ellos la Metrovía, sistema de transporte masivo de la ciudad. Por ver al Mono Machín, algunos ignoran las coloridas casas que cuelgan del cerro o el edificio The Point, el más alto de Guayaquil, a la fecha.

El  Mono Machín es una escultura de 12 metros de alto que se ha constituido en un ícono turístico de la Perla del Pacífico, como se la conoce a esta ciudad, fundada en 1534 y que se ha levantado luego de soportar incendios, pestes y otras calamidades.

Es un monumento que tanto llama la atención que hay conductores que parquean sus vehículos casi 200 metros antes para que sus acompañantes puedan torear los carros para avanzar por el parterre central de la avenida  y llegar a fotografiarse con la escultura mono machín, especie de primate de Guayaquil y la región, muy juguetón.

Ha tenido momentos de contratiempo esa figura. Alguna vez un conductor se estrelló casi en sus bases; en múltiples ocasiones se han colocado carteles para llamar la atención sobre algún tema; recién en la segunda semana de junio de 2022, un grupo de universitarios colgó del mono unos cabos con un cartel que decía ‘No más cabos sueltos’. Era el día de los océanos y llamaba a no dejar sogas para que se enreden las especies acuáticas.

El Mono Machín está en postales de Guayaquil, es reconocido no solo en el país sino en el extranjero. Por eso, TURISEC ha dialogado con cinco personajes de diferentes ámbitos para darle todo el significado a este ícono.

“La escultura requirió de 110.000 pequeñas piezas multicolores de cerámica sobre una estructura de hierro y cemento”, afirma Manuel Astudillo, escultor quien además agrega que el Mono Machín, desde su inauguración en el año 2011, ha dado más relevancia a la historia de Guayaquil, como un primate que habita en los bosques del Guayas y demás provincias costeras del Ecuador.

Conciencia ambiental por mono

Erick Cruz, biólogo, señala que  Machín da la bienvenida a cada turista y conductor que llega a la urbe. “El interés se basa en fortalecer entre los habitantes y turistas una conciencia ambiental para que sean ellos quienes valoren y se respeten la fauna y flora esencial de la ciudad”.

Cruz dice que el primate, representado en cerámica y cemento en la entrada de los túneles, está en peligro de extinción; ya quedarían poco ejemplares y fuera de la ciudad. Ese hecho hace que la escultura haya servido para que el primate pase a inmortalizarse como una imagen que representa a la ciudad y es orgullo de sus habitantes. 

La escultura Mono Machín se ha convertido en un símbolo turístico de Guayaquil

Por su ubicación, al ingreso del túnel del cerro del Carmen, Mono Machín da la bienvenida a quienes se dirigen al centro.

Especie valorada por un rey

El historiador Raúl Sánchez reseña que el rey Carlos II de España, en su momento distinguió al mono manchín como icono emblemático de Guayaquil.

“Hace mucho tiempo atrás el rey de España era depresivo y requería ser entretenido. Se dice que alguien (turista) había estado en Guayaquil y, él o ella, le sugirió al rey coleccionar monos. Este no lo duda y pide algunos monos que abundaban en los manglares del (estero) Salado”. 

Él comenta que para entonces un brazo del estero penetraba hasta Rocafuerte, un espacio de manglar donde crecían cientos de ejemplares del tipo machín, el que hoy se representa en una escultura de 12 metros de altura.

Machín, mimado por turistas

Los operadores de turismo de Guayaquil catalogan a la escultura como el símbolo del turismo. Un representante de la agencia de viajes Castro Tour, por ejemplo, expresa que la figura es una de las más nombradas y promocionadas en sus servicios turísticos. “Es un símbolo de la ciudad, de nuestra bella Guayaquil. Es agradable, diferente, descrestante (asombroso), que vale la pena contemplarla por lo divertida que es”, detalla. 

Añade que nacionales y extranjeros pasan por lo sitio y lo fotografían, “pese a que está a la entrada del túnel aun así los turistas se detienen y quedan atrapados por los colores y altura de la imagen”. 

Distorsión del significado

Ricardo Cabrera, presidente de la Corporación de Profesionales en Turismo del Litoral, manifiesta que la distorsión de la historia del mono machín y otros originó un apelativo para los guayaquileños e incluso esa distorsión se volvió regionalista. “Aquí en Ecuador llaman mono al que ha nacido en Guayaquil, pero los ecuatorianos no saben que ese apelativo es utilizado por colombianos y peruanos para llamar sí a los ecuatorianos”, refiere.

Pero Mono Machín sigue con su jugueteo. Parece que se posara para las fotos, solo o acompañado por visitantes que hasta caminan bastante para llegar a sus plantas. (I) 

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