Después de años sin priostes propios de Pujilí, este 2022 José Merizalde asume ese honor. Con poncho, sobrero y guion y presidirá el desfile del Corpus Christi.

Cultura, folclore y tradición se expresan en la festividad que une el ancestral Inti Raymi con el Corpus Christi, propio del cristianismo. Este 2022, por el paro de la Conaie, por primera vez en la historia de Pujilí se vivirá la Octava del Corpus Christi en julio y no en junio como es costumbre. Los eventos serán desde el 20 al 24 y el llamado desfile de las Octavas será el sábado 23 de julio.

El pueblo de Pujilí vibra con esta celebración, así lo asegura José Merizalde, oriundo del cantón y quien este año se desempeña como “prioste mayor”, y un mestizo orgulloso de sus raíces. Merizalde es ingeniero de profesión y trabaja por contribuir a la economía local con su marca de flores Merizalde & Ramírez Flowers. Esta se exporta a cerca de 70 países y paralelamente promociona internacionalmente la riqueza cultural de su localidad.

Asegura vivir en Pujilí toda su vida. Los mejores recuerdos de su niñez dice que son los vividos  hace 30 años cuando la festividad del Corpus Christi se desarrollaba en su máximo esplendor. “En aquel tiempo éramos los pujilenses quienes teníamos el mando de cada personaje, desfile, danza, nadie se quedaba en casa, miles y miles de personas nos visitaban. Bueno, aún pasa”, afirma.

Dice que, con el tiempo, la costumbre se fue perdiendo y eran los ministros de Estado, quienes, sin tener mayor conocimiento de la cultura, llevaban el cargo de prioste mayor de la festividad. Añade que después de la pandemia los papeles se han invertido, por tanto autoridades administrativas han decidido atribuir esta distinción al mestizo, emprendedor y empresario pujilense.

PUJILÍ

José Merizalde dice que el fervor por participar de las fiestas es una costumbre adquirida de sus difuntos padres.

Merizalde destaca que es para él una bendición recibir el título de prioste mayor. Además de sostener en sus manos el  guion, una insignia compuesta por una vara cilíndrica de metal  con una altura de dos metros y en cuyo extremo resaltan Cristo en la cruz, una media luna enderezada, piedras brillantes, conchas y cintas de colores.

Asimismo viste con un pantalón negro, alpargatas, sombrero y poncho de colores elaborados con hilos finos propios de esta región andina.

Exterioriza que la organización de la fiesta se hace con meses de anticipación. “Debe sobresalir, quedar perfecta ya que nuestra fiesta es Patrimonio Cultural Intangible de la Nación, algo que ya nos hace reconocidos a nivel mundial”, sostiene el prioste, quien desde el interior de su floristería va concluyendo con los últimos detalles en especial la envoltura para los ponchos, ofrendas  y alimentación.

Merizalde detalla que a la actividad se unen otros protagonistas, algo que él incluso en años anteriores, "por gracia de Dios" logró representarlos. “En Pujilí los tradicionales son los tamboreros y coheteros, los danzantes, huma cuida y hasta los cantineros, que hoy por hoy dejaron de existir porque la fiesta no incita al alcohol sino a divertiste sanamente. De mi parte fue ir de menos a más hasta ser un prioste de apoyo”, refiere.

Reactivación económica

FOTO DE PUJILÍ

Al final del recorrido cada una de las comparsas se dirigen hasta la casa del prioste para seguir celebrando.  

El principal personaje del Corpus Christo de Pujilí cree  que la organización dejará buenos frutos, como al menos cinco millones de dólares de ingresos y más de 70.000 turistas que llegarán atraídos por las comparsas, quema de castillos, chamizas y un sinnúmero de voladores que revientan destellando variedad de formas y colores.  Al referirse a las comparsas, agrega que por costumbre participan cerca de setenta, las mismas que llegan desde diferentes zonas del país como Galápagos, Quito, Santo Domingo, Guayaquil, Cuenca.

Merizalde, quien desfilará  en primera fila junto su esposa y familia, anhela cumplir con las expectativas, además de dar la bienvenida a propios y extraños quienes en más de una ocasión son atrapados por el tradicional baile del danzante, que por su forma libre y espontánea se asemeja el vuelo del cóndor. “Quedan cordialmente invitados a celebrar a lo grande con nosotros, en familia. Un abrazo fraterno de quien siempre los recibirá con una sonrisa y porque no, con  rosas, cortesías de mi casa”, expresa.

Agrega que la celebración, como una  evidencia de gran sincretismo religioso y cultural,  da cuenta de la resistencia de los pueblos indígenas a los poderes fácticos de la colonización. Las celebraciones, en alabanza a la productividad de la tierra, al dios Sol, al cuerpo y la sangre de Cristo se amalgaman como cohesión social y familiar. (I)

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