La pregunta 5 de la próxima consulta popular anunciada por el presidente Daniel Noboa hace referencia al contrato de trabajo por horas, dentro del sector turismo en Ecuador.
En el contexto económico y laboral actual, el contrato por horas se presenta como una alternativa flexible que podría traer importantes beneficios a sectores tan dinámicos como el turismo, la gastronomía y la hospitalidad. Aunque esta modalidad ha generado intensos debates en distintas esferas sociales, es necesario analizar sus posibles ventajas desde una perspectiva técnica y contextualizada.
El turismo, por su naturaleza estacional y fluctuante, requiere personal capacitado de forma intermitente, según la demanda del mercado. Durante feriados, temporadas altas o eventos especiales, los establecimientos turísticos deben contratar más personal, mientras que en temporada baja reducen sus operaciones. En este escenario, un contrato laboral tradicional no siempre se adapta a la realidad operativa de las empresas, especialmente las pequeñas y medianas (PYMEs), que son mayoría en este sector.
Ajustes sin cargas excesivas
Adoptar el contrato por horas permitiría a estas empresas ajustar su planta laboral sin incurrir en cargas excesivas, generando empleo formal, especialmente entre jóvenes, mujeres y personas que buscan ingresos complementarios. En lugar de recurrir a la informalidad o al subempleo, el contrato por horas regulado con justicia y respeto a los derechos laborales, puede brindar una opción legal y beneficiosa tanto para empleadores como para trabajadores.
En el área de la gastronomía, por ejemplo, se requieren meseros, cocineros, baristas, bartenders y personal de apoyo en horarios pico. Un contrato por horas permitiría que estos colaboradores sean contratados de manera formal para cubrir esas franjas, evitando prácticas irregulares y garantizando acceso a seguridad social proporcional y derechos básicos.
Asimismo, en hotelería y hospitalidad, muchos servicios se concentran en momentos específicos del día como limpieza de habitaciones por la mañana, servicio de eventos por la noche o atención en spa en fines de semana. Con un contrato por horas bien estructurado, estos servicios podrían contar con personal especializado en los momentos justos, optimizando recursos sin comprometer la calidad.
Es preciso adaptar a la realidad
Ahora bien, la clave del éxito no radica solo en la implementación del contrato por horas, sino en garantizar que este se rija por principios de equidad, protección social y respeto a la dignidad del trabajador. No se trata de precarizar el empleo, sino de adaptarlo a las necesidades reales del sector con responsabilidad.
En países como España, Chile o Perú, el uso regulado del contrato por horas ha permitido mejorar los niveles de formalidad laboral en sectores turísticos, sin sacrificar derechos. Ecuador y otros países latinoamericanos podrían avanzar hacia un modelo similar, donde la flexibilidad no signifique explotación, sino oportunidad.
En conclusión, el contrato por horas, si se regula correctamente, puede convertirse en una herramienta estratégica para potenciar el empleo digno, aumentar la productividad y fortalecer la competitividad del sector turístico, gastronómico y de hospitalidad. La conversación debe centrarse en cómo hacerlo bien, no en evitarlo por temor al mal uso.
Flexibilizar con justicia
Si bien el contrato por horas podría ser útil en situaciones específicas y bien reguladas, su uso indiscriminado en el turismo, la gastronomía y la hospitalidad podría debilitar la estructura laboral, fomentar la informalidad y deteriorar la calidad del empleo.
El desafío no es simplemente flexibilizar, sino flexibilizar con justicia: protegiendo al trabajador, garantizando derechos y asegurando que la competitividad del sector no se construya sobre la base de la precariedad.
No se trata de reemplazar el empleo de calidad, sino de ampliar las opciones laborales de manera legal, flexible y justa, atendiendo las particularidades de un sector que opera bajo esquemas irregulares de tiempo y demanda.
Lo fundamental es que esta modalidad se implemente con controles claros, derechos garantizados, contribuciones proporcionadas y límites justos, para evitar abusos y construir una economía laboral más inclusiva y dinámica. (O)
La autora del artículo

Melissa Rodríguez Santos, docente universitaria.
- Ingeniera en turismo.
- Magister en ecoturismo y manejo de áreas naturales.
- Tecnóloga universitaria en gestión e innovación educativa.
- Docente en la carrera de pre y pos grado de turismo en la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE).
- Docente y directora de la carrera de turismo a distancia, por 5 años en el Instituto Universitario Rumiñahui.
- Consultora en turismo y educación.
- Técnico Evaluador 1 y 2 de la Dirección de Evaluación y Acreditación de Institutos y Conservatorios Superiores.
- Coordinadora nacional de la Asociación de Profesionales de Turismo y Hotelería del Ecuador.