En los años más duros del COVID-19, Latinoamérica entera quedó expuesta: su fragilidad económica, su dependencia de sectores poco resilientes, y sobre todo, la falta de un modelo turístico verdaderamente humano y sostenible. En teoría, la pandemia era el punto de inflexión, el momento para cambiar de paradigma. Pero hoy, a más de cuatro años de ese punto crítico, cabe preguntarse con crudeza: ¿hemos aprendido algo?
Modelo anclado al pasado
Lo que se propuso entonces —y que algunos seguimos exigiendo— fue claro: un turismo humanizado, descentralizado, conectado con las comunidades, con el territorio y con la identidad cultural. Sin embargo, la mayoría de países latinoamericanos no ha logrado transformar esos planteamientos en políticas estructurales. Seguimos viendo territorios invisibilizados, gobiernos locales (GADs) debilitados y PYMES sujetas a regulaciones asfixiantes sin apoyo técnico ni financiero.
El turismo, pese a representar un porcentaje considerable del PIB en varios países, sigue siendo relegado como “actividad secundaria” en los planes de desarrollo nacional y municipal. Peor aún, no se ha fortalecido la gobernanza territorial del turismo ni se han creado Organismos de Gestión de Destinos (OGDs) con verdadera capacidad de incidir y coordinar.
Desconexión empresarial
La empresa turística —desde la gran corporación hasta el emprendimiento artesanal— no ha hecho el ejercicio autocrítico necesario. Muchos aún privilegian el modelo extractivo, maximizando ingresos sin mirar el daño social, cultural o ambiental que generan. La destrucción de patrimonio, la precarización laboral, la falta de inclusión de mujeres y pueblos originarios, y la estandarización del producto turístico —copiado del modelo globalizante— siguen siendo moneda corriente.
A esto se suma una débil articulación gremial. El sector turístico en Latinoamérica sigue actuando como una orquesta sin director: muchos actores, muchos intereses, poca coordinación. La fragmentación ha impedido construir consensos amplios y sólidos sobre el modelo turístico que necesitamos.
¿Y el ser humano dónde queda?
La pandemia nos obligó a mirar al ser humano detrás del turista, pero también detrás del guía, del dueño de la hostería, de la cocinera que ofrece comida ancestral. Hablamos mucho de resiliencia, pero hicimos poco para fortalecer el talento humano. No existe todavía una red académica regional que impulse la formación y capacitación continua de los actores turísticos; mucho menos una política clara de profesionalización, donde el conocimiento local y ancestral sea valorado como innovación, y no como curiosidad folclórica.
Propuestas para salvar el futuro
Ante este panorama, no queda más que ser categóricos: el turismo latinoamericano necesita una refundación ética, estructural y estratégica. Propongo cinco acciones urgentes:
- Fortalecimiento institucional de los GADs y creación de OGDs autónomos, capaces de coordinar actores y definir políticas con enfoque territorial.
- Creación de un hub de conocimiento turístico regional, que sirva de base para una planificación basada en datos, no en improvisaciones ni discursos.
- Desarrollo de redes de formación y transferencia de saberes, combinando la academia formal con los conocimientos comunitarios y ancestrales.
- Establecimiento de un fondo regional de crédito y emergencia turística, enfocado en las PYMES, con enfoque de equidad y sostenibilidad.
- Reforma profunda del modelo de calidad turística, incorporando indicadores sociales, ambientales y culturales como criterios centrales.
Humanizar el turismo no es solo una consigna bonita: es una urgencia ética. O apostamos por un turismo que dignifique, que conecte, que construya comunidad… o seguiremos atrapados en la lógica de un extractivismo disfrazado de experiencia. No estamos tarde aún, pero el reloj avanza. Es hora de actuar.
“Juntos por un nuevo turismo.” (O)
Autor: Dr. Enrique Cabanilla

- Docente- Investigador ecuatoriano, quien ha desarrollado procesos relacionados a la academia, vinculación, investigación y consultoría en varios países latinoamericanos como Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Perú, Nicaragua, Guatemala, entre otros.
- Maestría en Gestión del Desarrollo del Turismo y un Doctorado en Geografía en la Universidad Nacional del Sur, Argentina.
- Cuenta con más de 100 publicaciones entre artículos, libros, conferencias y manuales relacionados con diversos temas del sector.